El deporte más rápido del mundo vive hoy en día lentas negociaciones entre algunas de las empresas más importantes que lo completan. Concretamente la alianza histórica entre McLaren y Honda ha peligrado los últimos meses hasta convertirse en ruptura definitiva.
Los malos resultados deportivos de McLaren los últimos años ha motivado la ruptura de un contrato que se ampliaba hasta 2018, con el fin de buscar mejoras inmediatas. La escudería actualmente está demostrando una imagen vergonzosa de sus posibilidades y querrá encontrar al menos una evolución en sus opciones al título gracias a una motorización de Renault.
La falta de inversión, principal peligro
En la F1 la inversión determina lo que realmente una empresa puede conseguir. La ruptura con Honda por parte de McLaren puede suponer un soplo de aire fresco a simple vista, pero en realidad incrementa la presión económica sobre la empresa más allá de lo que podría esperarse.
Honda ofrece 100 millones al año por su participación como suministrador de motores a McLaren y la ruptura del contrato, obviamente, supone la pérdida de esta inversión para la escudería, dinero que estaba invirtiendo lógicamente en la mejora de todo lo relativo al vehículo.
Además, decantarse por Renault no es gratis. Estos motores exigen un pago anual que asciende hasta los 15 millones por los propulsores.
Al final, la falta de liquidez y el incremento de los gastos para McLaren supone una pérdida de beneficios que podría ser incluso mayor que la de los últimos años, hasta obteniendo mejores resultados que anteriormente.
Buscando patrocinadores
La única salida desde el plano económico pasa por el patrocinio. Este se puede conseguir de dos formas. Una estrategia comercial efectiva sería obtenerlo antes de la próxima temporada, con una inversión de alto riesgo que, al menos, le permitiera conseguir suficiente dinero como para desarrollar un bólido competitivo.
Otra opción más arriesgada para McLaren pasa por buscar el patrocinio de forma posterior en base a la obtención de los resultados. Es una pescadilla que se come la cola, dado que sin inversión es difícil obtenerlos, pero si consiguen un desarrollo óptimo, seguro que alguna empresa se puede interesar por la legendaria escudería.